Este año dedicamos la semana del ‘Día del Libro’ a Cervantes

Este año dedicamos la semana del ‘Día del Libro’, que se celebra este viernes 23 de abril, al escritor más universal de la literatura española, Miguel de Cervantes.

Sus obras se imprimieron rápidamente fuera de España y conocieron tempranas traducciones,  lo que da idea de su éxito.

Comenzamos con las “Novelas ejemplares”, doce obras de corta extensión pero de gran riqueza narrativa, que se han convertido en uno de los mejores ejemplos de la literatura del Siglo de Oro.

Impresas en 1613 en Madrid por Juan de la Cuesta, Cervantes no sólo buscaba con ellas distraer y solazar, sino mostrarnos también las reacciones, sentimientos y pasiones humanas.

Bruselas, Huberto Antonio, 1625. 8º. 8 h., 608 págs. Encuadernación del s. XIX en piel, firmada por C. Smith; planos con triple hilo dorado, lomera con nervios, tejuelos, hierros y ruedas doradas, rueda dorada en cantos y contracantos.

Cortes dorados. Algunas hojas con restauraciones antiguas, bien realizadas.

Magnífica edición de esta obra, segunda de las impresas en Bruselas, que sigue el texto de la primera, realizada en esta misma ciudad por Huberto Antonio y Roger Velpius en 1614. Además de todos los preliminares de ésta, lleva una «Aprobación de Enrique Smeyers, Visitador de Libros», fechada en Bruselas el 20 de diciembre de 1624.


«El Quijote» es uno de los libros más traducidos de la literatura universal. Su primera parte la imprimió en Madrid Juan de la Cuesta en 1605 y, la segunda, en 1615. La primera traducción al inglés se realizó en 1612, dos años después aparecería la primera traducción francesa y en 1622 la italiana, aunque las impresiones en español fuera de nuestro país habían aparecido casi simultáneamente a las que se hicieron aquí.

«Histoire de l’admirable don Quixotte de la Manche»

Suivant la copie imprimée à Paris, chez Claude Barbin, 1681. 4 vols. Edición ilustrada con cuatro frontis grabados y un total de 32 láminas grabadas realizadas por H. Cause, copiados de los de la edición de Amberes de 1673.

Magnífica encuadernación del siglo XIX en marroquín, firmada por Pouilet; triple hilo dorado en planos; lomera cuajada, con nervios y letrería; y triple rueda en los contracantos. Magnífico ejemplar.

Excelente edición impresa, según Suñé, en Holanda, y que copia de la primera traducción completa hecha por Filleau de St. Martín en 1678. Por su pequeño tamaño, sus tipos y por la perfecta tipografía se asemeja a los impresos realizados por los Elzevier.

«The history and adventures of the renowned Don Quixote. Translated from the Spanish… to wich is prefixed, some account of the autor’s life by T. Smollet…»

London, printed for A. Millar… T. Osborn and T. Longman…, 1755. 2 vols. Folio. Con 28 láminas grabadas, a toda plana, dibujadas por Hayman y grabadas por C. Grignion, G. Scotin, J.S. Müller y S.F. Ravenet.

Encuadernación holandesa con puntas, lomeras con nervios, tejuelos y adornos dorados. Ejemplar con amplios márgenes, impreso con bella tipografía sobre buen papel.


A la obra de Cervantes pronto le salió un competidor, Alonso Fernández de Avellaneda, quien publicó una Segunda parte del Quijote antes que el mismo Cervantes, quien había ido relegando su publicación en favor de otras obras.

«Vida y hechos del Ingenioso hidalgo Don Quixote de la Mancha, que contiene su quarta salida, y es la quinta parte de sus aventuras… Parte II. Tomo III…»

Madrid, Heredero de Francisco Lasso, 1732. 4º. 16 h., 475 págs. (i.e. 275), 2 h. Portada con viñeta xilográfica con Don Quijote en la justa de Barcelona. Texto a dos columnas. Encuadernación de época en pergamino. Segunda edición, tan rara como la primera, del famoso “Quijote de Avellaneda”, a la que copia a plana y renglón y que, según Palau, fue impresa por Blas Nasarre.

Nada se sabe sobre quién pudo ser su autor quien, utilizando el seudónimo de Alonso Fernández de Avellaneda, aprovechó el éxito de la Primera parte del Quijote para redactar su novela y publicarla en Tarragona en 1614, un año antes de que Cervantes publicara la Segunda parte, cosa que le enfadó profundamente.

Martín de Riquer propuso como autor a Jerónimo de Pasamonte, un soldado aragonés que combatió con Cervantes en Lepanto y Túnez y que escribió una autobiografía en la que hay no pocos datos que luego aparecerían en el Quijote. También se ha atribuido a Lope de Vega y a Cristóbal Suárez de Figueroa, que buscaban ridiculizar a Cervantes y su obra. La crítica actual ha revalorizado el estilo de la obra, aunque tradicionalmente haya sido muy criticada.


«El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Nueva edición corregida por la Real Academia».

Madrid, Joaquín Ibarra, 1780. 4 vols. Folio. Edición que, en total, lleva 4 frontis, un retrato de Cervantes, 31 láminas y un mapa, además de cabeceras, capitulares y cierres grabados. Magnífica encuadernación en tafilete rojo del siglo XIX, con hilos y florones dorados en ambos planos, lomera con nervios, hierros y letrería dorados, rueda dorada en los contracantos. Guardas de moiré y cortes dorados. Magnífico ejemplar en gran papel y muy limpio.

Esta impresión realizada por Joaquín Ibarra bajo los auspicios de la Real Academia es, sin duda, la edición más apreciada y buscada por los bibliófilos. Considerada desde siempre como la más bellamente impresa hasta entonces, destaca no sólo por la calidad del papel y de las tintas, y de la esmerada composición tipográfica, sino también por los magníficos grabados realizados por Antonio Carnicero, José del Castillo, Fernando Selma, Manuel Salvador Carmona, Fabregat, J. Palomino y Juan Minguet, a los que se suma el mapa con la ruta de Don Quijote realizado por Tomás López con los datos aportados por José de Hermosilla.

El objetivo de la Academia era conseguir una edición que superara a todas las impresas hasta entonces, para lo que era fundamental depurar y corregir el texto de los errores que se habían ido acumulando con el tiempo, incluidos los de imprenta. Como modelos se utilizó la que por entonces se tenía por primera edición de la Primera Parte (la segunda de Cuesta de 1605), mientras que para la Segunda parte se tomó la edición príncipe de 1616, también de Cuesta, además de las correcciones que aparecieron en la que Pedro Patricio Mey realizó en Valencia en 1616 y en la de Londres de 1738, impresa por Tonson. En los preliminares se incluyeron, además del prólogo de la Academia, la “Vida de Miguel de Cervantes” y el “Análisis del Quijote” del académico Vicente de los Ríos. Otro de sus méritos es haber adoptado el título original de la obra, es decir, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, en vez del de Vida y hechos del ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, que era el que se venía empleando desde la edición de Bruselas de 1662.

Finalmente se consiguió un texto bastante depurado, considerado la primera edición moderna del Quijote, que sirvió de base a las que se realizaron posteriormente hasta la aparición de las modernas ediciones críticas.

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