Un año más, la Comunidad de Madrid, organiza del 1 y el 14 de noviembre, la Semana de la Ciencia y la Innovación de Madrid, para involucrar activamente a los ciudadanos en la ciencia, la tecnología y la innovación de nuestra región, fomentar las vocaciones científicas entre los más jóvenes y promover una cultura científica y de la innovación en la sociedad.
A pesar de lo que comúnmente se cree, la ciencia en España no dejó de cultivarse entre los siglos XVI y XIX. Es cierto que se vio muy coartada por la presión de la Iglesia, sobre todo, en aquellos temas que podían ir contra los dogmas religiosos, un problema que casi no existió en los países protestantes… aunque hay que recordar que a Miguel Servet lo quemaron en la hoguera los calvinistas suizos.
Si rebuscamos en la historiografía científica española, podremos encontrar numerosos autores que tocaron prácticamente todas las disciplinas: matemáticas, cosmografía y astronomía, medicina, farmacia, botánica, ingeniería… De entre ellos, hemos elegido estos cuatro:
“Ioannis de Roias Commentariorum in Astrolabium quod planisphaerium vocant libri sex”, de Juan de Rojas Sarmiento. París, Michel de Vascosan, 1551.
Juan de Rojas Sarmiento fue un astrónomo, geógrafo y constructor de instrumentos astronómicos. Aunque gran parte del presente tratado está dedicado a describir minuciosamente la construcción y el uso de un astrolabio universal, también incluye capítulos dedicados a cómo medir alturas, distancias y profundidades con el dorso del astrolabio y al uso de la triangulación geodésica, todo ello acompañado de magníficos grabados xilográficos a toda plana. La obra tuvo una gran difusión en toda Europa, sobre todo, sus versiones en latín, aunque también se tradujo al francés y al italiano.
“Dos libros, el uno que trata de todas las cosas que traen de nuestras Indias Occidentales que sirven al uso de la medicina, y el otro que trata de la piedra Bezaar y de la yerva Escuerçonera…” de Nicolás Monardes. Sevilla, Hernando Díaz, 1569.
Segunda edición de esta obra, dividida en dos partes: la primera es la que se considera como el primer tratado científico publicado sobre las plantas americanas, y la segunda trata de dos poderosos «contravenenos», conocidos y estudiados desde la Edad Media. Monardes es uno de los autores que más ha aportado a la Terapéutica basada en el uso de plantas procedentes de las Indias, que cultivó en su huerto particular para poder estudiarlas en profundidad y experimentar con ellas. A él se deben la descripción, por primera vez, de especies hasta entonces desconocidas como el tabaco, la piña, el cacahuete, el maíz o la coca. La primera parte fue uno de los textos científicos que más interés despertaron en Europa ya que, en poco más de cien años, se llegó a traducir a seis idiomas.
“Varia conmensuracion para la escultura, y arquitectura. Por…. escultor de oro y plata…” de Juan de Arfe y Villafañe. Madrid, Francisco Sanz, 1675. Con numerosos grabados xilográficos intercalados en el texto, algunos de ellos a toda plana.
La Varia Conmensuracion para la Escultura y Arquitectura fue uno de los tratados artísticos españoles más importantes desde su primera edición en 1585. Era un compendio de distintos saberes artísticos y científicos, en el que se aunaban sus profundos conocimientos sobre arquitectura, escultura, anatomía, matemáticas, etc. La obra está dividida en cuatro libros: el primero trata de las figuras geométricas, de los cuerpos regulares e irregulares y de los relojes solares; el segundo se centra en la anatomía, proporción y medida del cuerpo humano, mientras que el libro tercero está dedicado a las dimensiones de diferentes animales. El libro cuarto se centra en los órdenes arquitectónicos y en la construcción de piezas para iglesias. De todos ellos, el más interesante es el segundo, por ser la primera vez en España que se hacía un estudio tan sistemático de los músculos y los huesos humanos. Aunque mucha de la teoría que Arfe expone era fruto de los estudios de anatomía que cursó en Salamanca y Valladolid, también utilizó datos procedentes de los tratados de Durero, a quien elogia en la obra.
“Descripción de las máquinas de vapor y de sus más importantes aplicaciones, redactada con presencia de las mejores obras y de los informes de los primeros artistas de los Estados-Unidos de América” de Juan José Martínez y Tacón. Madrid, León Amarita, 1835. Con 11 láminas plegadas.
Interesante obra por ser una de las primeras en España en tocar el tema de la ingeniería del vapor. Su autor había sido comisionado por el gobierno en 1831 para construir un pontón de vapor que sirviera para limpiar el puerto de La Habana, y aprovechó su estancia en América para recoger información sobre la aplicación del vapor en las operaciones de la guerra marítima. Sin embargo, tanto él como su obra fueron víctimas del Tribunal de la Inquisición, que impidió su publicación por ser masón, y sólo con los gobiernos liberales de comienzos del reinado de Isabel II pudo ser editado.