Los “Tipos y costumbres madrileños” de Francisco Ortego

Estamos en la semana en la que se celebra el santo más madrileño, San Isidro Labrador y, en esta ocasión, vamos a echar una mirada atrás para ver cómo era Madrid a mediados del siglo XIX, cuando en sus calles convivían la burguesía de las finanzas y los negocios y las clases más populares que tan bien reflejaron las obras de Mesonero Romanos o, más tarde, las zarzuelas de Ruperto Chapí, Federico Chueca o Tomás Bretón, entre otros.

Para ello vamos a recurrir a algunos de los dibujos que el caricaturista madrileño Francisco Ortego y Vereda fue publicando en la famosa revista El Museo Universal entre el 15 de enero de 1857 y el 28 de noviembre de 1869, en las que nos va presentando una serie de escenas típicamente costumbristas de lo que podía verse, día a día, en cualquier calle de Madrid… pero que podían ser extrapolables a las de cualquier ciudad española del momento.

Estos dibujos nos muestran a un artista que supo plasmar, con ojo crítico, todo lo que ocurría a su alrededor. Así, podemos encontrar escenas que recogen momentos de alegría, como los desfiles de carnaval, el bullir de los mercados callejeros, el trajín de los vendedores ambulantes que montaban sus tenderetes en las plazas o la gran variedad de oficios que pululaban por sus calles, como los ropavejeros, los afiladores, los vendedores de comida y bebida o los que hacían portes con sus burros, sin olvidarnos de los músicos callejeros o los ciegos que cantaban coplas.

Francisco Ortego fue uno de los dibujantes más importantes del siglo XIX, siendo considerado como el primer profesional español del dibujo humorístico. Estudió en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y fue autor pinturas con las que participó en numerosas exposiciones, llegando a conseguir una mención honorífica especial en la Academia Nacional de Bellas Artes en el año 1864 por un cuadro sobre la muerte de Cristóbal Colón. Sin embargo, se dedicó profesionalmente a la ilustración, realizando dibujos para revistas de carácter familiar, obras literarias, carteles publicitarios y, sobre todo, para la prensa satírica política de su época, como El Pájaro Rojo, El Garbanzo, Fray Verás, El Cascabel, La Flaca y Gil Blas.

También editó varios álbumes de caricaturas litografiadas, como las tituladas Menestra y La Criatura (1869-1870), en los que Ortego trató los temas políticos más importantes de los primeros años del Sexenio Democrático: las elecciones constituyentes de 1869, la búsqueda de un nuevo rey, la guerra franco-prusiana de 1870, la situación del emperador Napoleón III y la elección de Amadeo de Saboya como rey de España.

A pesar de su fama, su trabajo no se tradujo en una buena posición económica, por lo que en 1871 decidió mudarse a París con su familia. Sin embargo, y aunque llegó a lograr cierta fama por sus trabajos, tampoco logró mejorar su situación económica, muriendo casi en la miseria en 1881. Poco después, la editorial Gaspar le dedicó, como homenaje y con el fin de recaudar fondos para su familia, la publicación Ortego. 1857-1868, en la que se incluía una selección de dibujos de tipos y escenas populares. Tuvo tanto éxito que, al año siguiente, se editó una “Segunda parte”, con igual fin.

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