Entrevista: Guillermo Blázquez, en La Voz de Galicia

En una entrevista concedida a La Voz de Galicia, Guillermo Blázquez explica que tuvo en sus manos las cartas que Benito Pérez Galdós le escribe a Emilia Pardo Bazán, durante el tiempo que fueron amantes.

Fueron apenas unos minutos, pero los suficientes para seguir hablando de ellas casi cuatro décadas después de que cayeran en sus manos. Así describe el librero y anticuario madrileño Guillermo Blázquez el momento en el que pudo leer algunas de las cartas que el escritor canario Benito Pérez Galdós le escribe a la gallega Emilia Pardo Bazán durante el tiempo que fueron amantes. Las de ella a él se conocen y han sido publicadas, pero poco o casi nada se sabe de las de él a ella. De ahí que Blázquez, que ha dedicado su vida a comprar y vender libros antiguos y documentos históricos y que es miembro de la Asociación Cuesta de Moyano de Madrid, sea uno de los pocos privilegiados que ha podido verlas con sus propios ojos, de su puño y letra.

­—¿Cómo pudo leer estas misivas que ahora nadie sabe dónde están?

Las vi en una librería. Fue hace unos 40 años, una cosa así. Era un conjunto de documentos galdosianos y me enseñaron dos cartas de Galdós a Pardo Bazán, que es lo que realmente sí puedo asegurar. Recuerdo que, aparte de estas cartas a Pardo Bazán, había también cartas a Teodosia Gandarias —con las que Pérez Galdós también mantuvo una relación—. De estas, había bastantes, como unas 30. Al principio, creí que eran también para Pardo Bazán, pero indagando un poco, y después de todo este movimiento que hubo con las cartas, es cuando me he dado cuenta de que de los documentos galdosianos que había en esta colección la mayoría eran a Teodosia Gandarias. También había cartas a su hija María y estaba lo que se ha publicado ahora del diario (de viajes) de Galdós con Pardo Bazán (Pérez Galdós-Pardo Bazán: Diario de un viaje por la Europa de 1888, de Adelina Batlles) y alguna otra cosa más también. Pero realmente de las cartas de Galdós a Pardo Bazán yo creo que eran dos cartas, no más.

­—Tenía entendido que esta colección estaba en manos de una familia…

No, no. Esto lo tenía una librera de Madrid y creo que le llegó a través de la propia familia Galdós.

—¿Recuerda el contenido de esas dos cartas?

Lo recuerdo vagamente, pero lo más llamativo era que le decía: «Deseo volver a verte para comerte los pechos».

—Entonces, ¿eran subidas de tono?

Sí, sí, bastante subidas de tono para la época. Tenga en cuenta que nos estamos remontando a finales del siglo XIX, pero sí que eran libertinas, digamos.

—Las de ellas también lo eran.

Sí, pero no tanto como las de él. Esa es la impresión que yo tengo. Ya sabe que en la memoria, con el tiempo, todo se engrandece, pero la verdad es que sí que eran subidas de tono. Recuerdo esto de comerle los pechos.

—Pardo Bazán lo llamaba «miquiño mío», ¿y él a ella?

No lo recuerdo. Yo tampoco, en ese momento, era un gran entendido ni interesado en Benito Pérez Galdós y no las estudié detenidamente. Pero sí comenté con esta señora que me enseñó las cartas el libertinaje de estas dos misivas.

—¿Qué habrá sido de ellas?

No sé si esta señora las vendió por otro lado, se quedó con ellas o como eran tan subidas de tono incluso se han acabado destruyendo. No lo sé. Pero el resto del conjunto sí, lo compró también otro librero de Almería y este se lo pasó a su sobrina, Adelina Batlles, que es la que ha escrito el libro sobre el diario de viaje de Emilia Pardo Bazán y Benito Pérez Galdós. Parte de esa colección ha servido para ese libro, pero luego había más cosas, y parte también se vendió a la Biblioteca Nacional.

—Y esas dos cartas siguen sin aparecer por ningún lado.

No, he intentado seguirles la pista por ver si podía comprarlas actualmente y no he podido localizarlas. Estas dos y otras más que pensaba que pudiera haber. De lo que sí me he ido enterando es de que junto con la colección de las cartas de Pardo Bazán dirigidas a Pérez Galdós, y que donó el académico González de Amezúa a la Real Academia Española, se depositó también un sobre que pone correspondencia amorosa. Es un sobre que está cerrado y lacrado y que no se puede abrir hasta el año 2025 o 2026, (cuando se cumplan 70 años de la muerte de este académico, así lo dejó en el testamento). Y es posible que parte de las cartas de Galdós a Pardo Bazán o alguna de ellas estén ahí.

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