Ya hemos visto como el Quijote ha sido una de las obras literarias más ampliamente ilustradas desde el siglo XVII. Curiosamente, el mismo Cervantes había profetizado esta circunstancia cuando, por boca de Sancho Panza, dice que “antes de mucho tiempo no ha de haber bodegón, venta ni mesón o tienda de barbero, donde no ande pintada la historia de nuestras hazañas”.
En el siglo XX, la irrupción de las vanguardias en el mundo de la ilustración del libro no supuso que los artistas se olvidaran del Quijote, quizás porque la gran variedad de escenas y de personajes que aparecen en la obra les permitía reflejar su propia y libre interpretación del texto, libre de todo condicionamiento artístico o estético, utilizando para ello diferentes técnicas a la hora de reproducir las ilustraciones.
Para este capítulo hemos elegido cuatro obras muy diferentes entre sí, pero que ilustran perfectamente esta variedad:
«Don Quichotte de la Manche. Traduction française de Francis de Miomandre. Gravures sur bois de Louis Jou» de Miguel de Cervantes y Louis Jou
Génève-Paris-Nice, s.a. (1948-1950). 4 vols. Con 515 xilografías originales en negro de las que 4 hacen de frontispicio, 128 van a toda plana y el resto se reparte entre viñetas de portada, cabeceras, capitulares historiadas y cierres de capítulo.
Bellísima edición, diseñada completamente por Louis Jou desde la maquetación hasta las ilustraciones, la tipografía y la elección del papel, hasta las magníficas xilografías que ilustran los cuatro volúmenes, destacando en ellas la fuerza que consigue dar a las imágenes tanto por la combinación de trazos de distinto grosor, como por la intensidad del entintado.

«Don Quixote» de Miguel de Cervantes y Henry Lemarié
Madrid, 1978. 4 vols. Con 94 ilustraciones a color a toda plana, más un mapa plegado a doble página con el itinerario de Don Quijote.
Preciosa edición de lujo, ilustrada por uno de los mejores miniaturistas de nuestra época, que destaca tanto por la calidad del texto, que sigue el del “Quijote de la Academia” impreso por Ibarra en 1780, como por el virtuosismo de las ilustraciones, que se ve realzado por el magnífico uso del color, rompiendo así con la estética usual que se ha dado a la obra. De hecho, fue una de las obras seleccionadas por el Instituto Nacional del Libro para representar a España en la exposición «El Arte del Libro Internacional» de Francfort de 1979.

«El Quijote leído per Camilo José Cela» de Miguel de Cervantes y Eberhard Schlotter
Alicante, 1979-1982. 4 vols. Con 160 grabados al aguatinta a toda plana y 186 viñetas
El artista alemán establecido en Altea, Eberhard Schlotter está considerado como uno de los mejores grabadores del siglo XX, sobre todo, por su maestría en la técnica del aguafuerte. En su particular visión del Quijote mezcla influencias que van desde el Expresionismo alemán al recuerdo de las “Pinturas negras” de Goya, consiguiendo en los grabados un bello juego de luces y sombras con los que intenta reflejar lo esencial de lo dibujado, dando lugar a escenas que muestran el choque entre la fantasía y la realidad de la vida.

«El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Javier Clavo realizó la maqueta de este libro, dibujó las ilustraciones en color, las viñetas y grabó sobre cobre 51 planchas que se estamparon a mano para esta edición de dos tomos», de Miguel de Cervantes y Javier Clavo
Madrid, 1985, 2 vols. Con numerosas ilustraciones originales a color a toda página y entre texto, firmadas en plancha por el artista; capitulares historiadas a color.
Aunque más conocido como pintor y escultor, Javier Clavo también dedicó parte de su actividad artística a la ilustración gráfica. Fue uno de los primeros artistas españoles en estudiar la abstracción, y experimentó con el postcubismo de Daniel Vázquez Díaz, aunque en los grabados que realizó para esta edición del Quijote muestra su sólida trayectoria en el expresionismo.
