El 27 de marzo se celebra el Día Internacional del Teatro y nosotros destacamos la figura de Pedro Calderón de la Barca, uno de los más destacados escritores de nuestro Siglo de Oro, cuyas obras representan el cenit del teatro barroco español. Además, este año se celebra el 425 aniversario de su nacimiento.
Su teatro evolucionó a partir de las premisas del “Arte nuevo de hacer comedias” de Lope de Vega, dándole un nuevo carácter: redujo el número de escenas, utilizó una métrica más limitada y eliminó personajes secundarios, centrando el protagonismo en un único personaje alrededor del cual giraba toda trama, todo ello apoyado en una escenografía muy desarrollada y aparatosa, muy del gusto barroco, en la que la música tenía un papel importante. De hecho, Calderón está considerado como el creador del género zarzuelístico con su obra El golfo de las sirenas, una pieza en un acto con canto y música, que se representó en enero de 1657 en el Real Sitio de la Zarzuela.
Según el propio autor, escribió un total de 110 comedias y 80 autos sacramentales, loas, entremeses y otras obras menores que, por su temática, se han dividido en comedias religiosas (La devoción de la cruz), histórico-legendarias (El sitio de Breda), de enredo o de capa y espada (La dama duende, Casa con dos puertas mala es de guardar), de honor (A secreto agravio secreta venganza), filosóficas (La vida es sueño, El alcalde de Zalamea), mitológicas (El mayor encanto, Amor, Fiera, el rayo y la piedra) y autos sacramentales (El gran teatro del mundo, La cena del rey Baltasar), en las que trata asuntos como el honor, el amor, los celos, la virtud, el poder, la libertad del hombre o el sentido de la vida, sin olvidar la temática simbólico-alegórica de los autos sacramentales creados para la fiesta del Corpus.
Todas ellas gozaron de una gran aceptación popular, tanto las que se representaron en los corrales de comedias de la Cruz y del Príncipe para el público en general, como las que lo hicieron ante los reyes y la corte en el antiguo Alcázar y en el teatro del recién inaugurado Palacio del Buen Retiro, del que Calderón fue nombrado director por expreso deseo de Felipe IV.
El éxito de su obra se extendió también fuera de nuestras fronteras, siendo imitadas, cuando no copiadas, por autores franceses e ingleses de la época. Incluso se sabe que el Fausto de Goethe se inspiró en El mágico prodigioso, de que tomó numerosos pasajes.
En 1880, el pueblo de Madrid financió la realización de una escultura de Calderón para ser colocada frente al Teatro Español, en la Plaza de Santa Ana, donde antaño estuvo el Corral del Príncipe, lugar en el que se representaron tantas obras suyas.
Destacamos una bella edición de las “Comedias del celebre poeta español, que saca a la luz Don Juan Fernandez de Apontes…”. Está a la venta.
Publicada en Madrid en 1760 por Viuda de. Manuel Fernández e Imprenta del Supremo Consejo de la Inquisición. Cuenta con un total de 11 tomos en 10 volúmenes. Con un retrato grabado de Calderón.
Conjunto de 108 obras teatrales de Calderón de la Barca recogidas por Juan Fernández de Apontes, que repite las que se incluyeron en las nueve partes publicadas por Juan de Vera Tassis y Villarroel entre 1636 y 1691, pero con distinto orden. También se incluye la biografía del autor madrileño redactada por Vera Tassis, y dos loas a las comedias «La púrpura de la rosa» y «Fieras afemina amor» añadidas por Apontes. Curiosamente, esta edición se imprimió en un momento en el que la obra de Calderón era denostada por los intelectuales ilustrados, partidarios de una vuelta a las normas de la preceptiva clásica en la literatura, pero que aún seguía siendo atractiva para el público en general.

