El día 8 de abril de 1973 moría en Mouguins (Francia) Pablo Picasso, uno de los artistas más importantes no sólo del siglo XX, sino de toda la historia del arte. Su capacidad artística era tan absoluta que abarcó desde la pintura y la escultura, hasta el diseño de escenografías y vestuario para obras teatrales o la realización de grabados, litografías y serigrafías destinados a la ilustración de libros.
Sin embargo, una de las facetas en las que más desarrolló su creatividad fue la cerámica aunque, paradójicamente, haya sido menospreciada durante mucho tiempo por los críticos al considerarla un “arte menor”, de ahí también que haya sido también la menos estudiada objetivamente hasta fechas recientes.
Aunque Picasso había entrado en contacto con el mundo de la cerámica y la alfarería durante su niñez en Málaga y, posteriormente, en París, no se sintió atraído por él hasta que en 1946 viajó al pequeño pueblecito provenzal de Vallauris, célebre por sus talleres de cerámica popular. Allí conoció al matrimonio formado por Suzanne y George Ramié, propietarios de la casa-taller de cerámica Madoura, quienes le introducirían en esta faceta artística con más profundidad. Y lo que comenzó siendo una actividad que despertó su curiosidad de artista, llegó a ser la predominante en las últimas décadas de su vida.
Para Picasso, la cerámica constituía un proceso de creación absoluto desde la nada del trozo de barro, con el que podía experimentar nuevas técnicas para conseguir unas formas y texturas que la pintura no le podía dar, y que aplicó en la obtención de piezas que iban desde pequeñas esculturas, platos, jarras, fuentes y otros recipientes diversos hasta azulejos, en los que plasmaba los mismos temas que en sus lienzos: animales (entre ellos, la paloma), bodegones, rostros con diferentes expresiones, figuras humanas en movimiento, escenas de tauromaquia o mitología, desnudos, diseños abstractos o el tema de Don Quijote y Sancho, todo ello iluminado con vibrantes colores.
Se estima que realizó más de 4.000 piezas únicas entre 1943 y 1971, muchas de ellas publicadas en sucesivos catálogos editados por los Ramié, con los que siguió colaborando durante este tiempo.
En nuestro catálogo nº 55, ‘Arte y Bibliofilia. Libros de Artista’ hemos incluido una obra que está considerada como el primer catálogo de la obra ceramista de Picasso:
Céramiques de Picasso. Texte de Suzanne et Georges Ramié.
Genève, Éditions d’Art Albert Skira, 1948. Con una fotografía en blanco y negro de Picasso en su taller de Vallauris, 18 reproducciones a color y a tamaño real de diferentes piezas de cerámica y un dibujo en la cubierta realizado expresamente por Picasso para esta edición, considerada como el primer catálogo de la obra ceramista del artista malagueño.

